Cada año pasa lo mismo. Llegan la vacas, haces la maleta, bajas las persianas y te dices: “este verano va a ser EL verano”. Y entonces, sin darte cuenta, te encuentras atrapado en una espiral de expectativas imposibles, listas mentales de cosas que vas a hacer, FOMO de manual y una presión sorda, pero constante, por vivir un verano de película.
Y claro, si tu feed de Instagram no lo aprueba, parece que no estás disfrutando “lo suficiente”. Como si el algoritmo supiera algo de ti que tú no. Lo cierto es que, sin quererlo, muchos nos pasamos, como Anita Obregón en su época, posando el verano. Grabando, editando, publicando. Si no hay boomerang de brindis al atardecer, no hay plan.
Pero es que el verano va de postureo, ¿o no?